miércoles, 26 de julio de 2017

CARTA ABIERTA A MI MAMÁ


Antes de que se nos acabe el tiempo, ese maldito tiempo que me retumba en la cabeza, necesito decirte tantas cosas, pero no puedo escribir nada hilado, son frases e ideas que se atropellan unas con otras, podría decir un simple te amo, o un gracias pero no son suficientes, así que trataré simplemente de decirte lo que siento como vaya saliendo de mi apachurrado corazón.

Ser tu hija es placer y un privilegio, Te admiro, te he admirado cada día y te seguiré admirando por siempre.

Tú, mi querida Tachuela, eres  el ejemplo perfecto de cómo debe verse una guerrera, que no se rinde ni se rindió ante nada, soy hija de una mujer valiente, que ha dado lucha ante todo y que nunca se ha rajado y mira que han sido duras tus batallas. He podido descubrir a lo largo de los años tus cicatrices y fui entendiendo cada una de ellas, me di cuenta de lo profundas que son algunas y de cómo esas heridas de guerra te dieron la fortaleza que siempre te ha caracterizado.

Hoy que tengo más años, entiendo todos los sacrificios que hiciste por mi, los desvelos, las desmañanadas, quedarte sin  los fines de semana, más allá de tus necesidades o gustos, lo he aprendido todo de ti Mamita; aprendí a ser fuerte, a ser una mujer, a ser valiente, a ser y a hacer  familia, a ser hija y a ser Mamá y fue justo ahí donde te conocí más, viéndome a mi misma crecer y convirtiéndome en Mama como un día bien me lo dijiste.

No quiero que se me queden nada pendiente, tampoco quiero abrazos pendientes, ni besos pendientes…aunque creo que los abrazos tuyos jamás serán suficientes.

Te quiero Mamá, te quiero mucho, te quiero mucho mucho, te adoro, te amo.

No tengas miedo, yo te cuido, justo como tú lo has hecho por mí todos estos años, permíteme tomarte de la mano para sostenerte.

Sé que vas a tener que alejarte, sé que es hora de que sueltes las preocupaciones, debes de estar segura de que estoy bien y que estaré bien después de que ya no estés, por favor, no te quedes preocupada por mí que tu sabes que tengo un gran hombre que me respalda y me apoya y hasta solapa mis locuras, tampoco tengas pendiente por tus niñas, que yo sabré protegerlas como leona, justo como tú lo hiciste conmigo y con ellas.

Yo voy a mantener viva tu memoria y tu legado y hasta seguiré haciendo mis intentos de cocinar, tal vez algún día logre ser como tú.

Solo me queda decirte que aunque las despedidas son del terror, debemos ya decirnos Adiós, debes ya de extender tus alitas, te mereces descansar y reencontrarte con el Gordo a quien tanto extrañas, has cumplido tu misión aquí, no te preocupes por nada que tus hijos estaremos bien, extrañándote irremediablemente, pero con la seguridad de que tú estás en un lugar mejor.

Te quiero Mamá, te amo mucho y te amo siempre!!!