Antes de que se nos acabe el
tiempo, ese maldito tiempo que me retumba en la cabeza, necesito decirte tantas
cosas, pero no puedo escribir nada hilado, son frases e ideas que se atropellan
unas con otras, podría decir un simple te amo, o un gracias pero no son
suficientes, así que trataré simplemente de decirte lo que siento como vaya
saliendo de mi apachurrado corazón.
Ser tu hija es placer y un
privilegio, Te admiro, te he admirado cada día y te seguiré admirando por
siempre.
Tú, mi querida Tachuela, eres el ejemplo perfecto de cómo debe verse una
guerrera, que no se rinde ni se rindió ante nada, soy hija de una mujer
valiente, que ha dado lucha ante todo y que nunca se ha rajado y mira que han
sido duras tus batallas. He podido descubrir a lo largo de los años tus
cicatrices y fui entendiendo cada una de ellas, me di cuenta de lo profundas
que son algunas y de cómo esas heridas de guerra te dieron la fortaleza que
siempre te ha caracterizado.
Hoy que tengo más años, entiendo
todos los sacrificios que hiciste por mi, los desvelos, las desmañanadas,
quedarte sin los fines de semana, más
allá de tus necesidades o gustos, lo he aprendido todo de ti Mamita; aprendí a
ser fuerte, a ser una mujer, a ser valiente, a ser y a hacer familia, a ser hija y a ser Mamá y fue justo
ahí donde te conocí más, viéndome a mi misma crecer y convirtiéndome en Mama
como un día bien me lo dijiste.
No quiero que se me queden nada
pendiente, tampoco quiero abrazos pendientes, ni besos pendientes…aunque creo
que los abrazos tuyos jamás serán suficientes.
Te quiero Mamá, te quiero mucho,
te quiero mucho mucho, te adoro, te amo.
No tengas miedo, yo te cuido, justo como tú lo has hecho por
mí todos estos años, permíteme tomarte de la mano para sostenerte.
Sé que vas a tener que alejarte, sé que es hora de que
sueltes las preocupaciones, debes de estar segura de que estoy bien y que
estaré bien después de que ya no estés, por favor, no te quedes preocupada por mí
que tu sabes que tengo un gran hombre que me respalda y me apoya y hasta solapa
mis locuras, tampoco tengas pendiente por tus niñas, que yo sabré protegerlas
como leona, justo como tú lo hiciste conmigo y con ellas.
Yo voy a mantener viva tu memoria y tu legado y hasta
seguiré haciendo mis intentos de cocinar, tal vez algún día logre ser como tú.
Solo me queda decirte que aunque las despedidas son del
terror, debemos ya decirnos Adiós, debes ya de extender tus alitas, te mereces
descansar y reencontrarte con el Gordo a quien tanto extrañas, has cumplido tu
misión aquí, no te preocupes por nada que tus hijos estaremos bien,
extrañándote irremediablemente, pero con la seguridad de que tú estás en un
lugar mejor.
Te quiero Mamá, te amo mucho y te amo siempre!!!