Tengo mucha nostalgia y me ha tomado mucho más tiempo de lo pensado escribir esto, pero he caído en la cuenta de todo lo que hemos pasado desde que nos conocemos. Te has fijado cuanto tiempo llevamos conviviendo?, eres la persona que conozco de más tiempo después de mi familia, son exactamente 26 años de conocernos y de permanecer juntas.
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Aún recuerdo cuando te conocí, yo tenía casi 6 y tu a penas 5, yo con un paquete de lo que creo eran unas suavicremas, parada frente a lo que iba a ser mi casa y tú corriendo como caballo loco a media calle tratando de hacer volar un papalote improvisado con un cordón y unas servilletas, te me acercaste, algo platicamos y compartimos las galletas.
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De aquí nació nuestra amistad, así nada mas, simplemente decidimos que íbamos a ser amigas, sin peros ni críticas, sin prejuicios y sin conveniencia, simplemente así, como se hacen amigos los niños.
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Desde esa edad nos han fluido fáciles las palabras y el tiempo. Recuerdo tardes enteras sentadas en una banqueta donde tu me platicabas películas de terror que yo moría de miedo ver, vimos como 200 veces Willie Wonka, Vaselina y otras cuantas de las que he olvidado su nombre.
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No nos cansábamos de ir a la farmacia a comprarnos dulces y raspatitos y pus ya de postre nos robábamos los dulces del buró de mi papá.
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Nos recuerdo cantando la canción de la bruja boba, tratando de aprendernos la rola de “La puerta de Alcalá”, o sacando coreografías de Flans para bailarlas en el comedor de nuestras casas.
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Los juegos siempre fueron divertidos a tu lado, enlodarnos en el parque jugando a la comidita, nuestro intento fallido de tener una casa en el árbol, fuimos cazadoras de mariposas y asesinas de renacuajos.
Andar en bici era una aventura, tanto como rasparnos las rodillas y terminar llorando, creo que más por miedo a la curación que por los madrazos que nos acomodábamos de vez en vez, pero ahí andábamos juntas, hasta para que nos pusieran limón en las heridas.
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Siempre nos compartíamos nuestros sueños, como por ejemplo cuando jurábamos que íbamos a volvernos millonarias vendiendo raspados que hacíamos con nuestra maquinita de plástico, de cómo nos veíamos de grandes, de cómo tu ibas a viajar por el mundo y yo iba a ser una ejecutiva. Soñábamos con el día que nos casáramos, tu entrando e la iglesia en un caballo blanco y yo en una carcachita y eso si las dos con nuestros respectivos príncipes azules.
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De pronto nos fuimos haciendo grandes y compartimos las fiestas, los amigos, los primeros amores , nuestras primeras borracheras y nuestras fugas.
Poco a poco cada una fue tomando su camino, a veces hubo silencios, un poco por la vida que nos estábamos forjando y nuestras circunstancias, otras veces porque nos caíamos gordas, pero siempre había un momento donde podían juntarse nuestros tiempos para poder seguir abrazándonos y compartiéndonos nuestras cosas.
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Hubo un tiempo en que nuestras historias siempre parecían tener al mismo escritor porque nos sucedían cosas muy parecidas, no sé si por la edad o por la época y nos reuníamos para tratar de arreglar una la vida de la otra, nunca lo logramos, pero al final siempre quedaba por lo menos el intento que habíamos hecho juntas.
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No hay una amistad como la tuya, simplemente no hay que ponerle ningún título para enaltecerla, no hay necesidad de adjetivos, simplemente eres MI AMIGA, así, con poquitas letras, pero cada una de ellas con un montón de años compartiendo lo que se ha podido, cada logro, cada fracaso, cada viaje, personas han ido venido de nuestra vida y nosotras simplemente seguimos estando para cuando nos necesitemos.
Gracias Sandra por enseñarme lo que es la lealtad, porque a pesar y al pasar del tiempo hemos aprendido a estar juntas.
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Afortunadamente he tenido la oportunidad de estar en tus momentos importantes y tú en los míos, como nos lo prometimos un día cuando no teníamos idea de lo que era la vida y de lo difícil que era crecer.
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Y otra vez nos toca compartir…me siento feliz de haber estado en tú boda, en su día más importante.
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No hubo caballo blanco a tu llegada a la iglesia, pero si hubo príncipe azul; estabas tan linda vestida de novia y Luis tan emocionado esperándote al pie del altar y yo viéndolo todo, pensando que hace 20 años alguna vez soñamos juntas con ese momento, y sabes que, nos falta todo lo que viene…y parece que cada día se va poniendo mejor.
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Soy feliz por ti y contigo, el verte tan contenta cumpliendo un sueño tan anhelado, verlos sonriendo, disfrutando su día y a ti, verte como el día que te conocí, brincoteando y corriendo como caballo loco de felicidad sin que nada mas importara.
Sé que no hace falta que te diga lo que te deseo, porque la vida no puede más que regalarle bendiciones a la gente buena, pero nunca sobrara decirte lo mucho que te quiero y lo agradecida que estoy por tener una amiga de vida.
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Que Dios nos de la oportunidad de seguir en este camino juntas y que a ti y a tu Esposo los llene de bendiciones.