lunes, 8 de diciembre de 2008

OH!, HONEY HONEY (Parte I)

Pues esta entrada la voy a dedicar al Gurú que nos ayudo a planear nuestra Luna de miel: Memo Fishpantunflas, (espero que no se enoje por su Nickname) y platicaré de nuestro bonito viaje de bodas. No se preocupen mis 4 lectores, Tachuela y Gordo, pueden leer este texto con confianza, que no revelaré nada que no quieran guardar en su disco duro…
El viaje definitivamente supero mis expectativas, en primera porque yo no apostaba nada a ir a ese lado del mundo, pero el buen Sr. W y el destino lograron convencerme de que era el lugar al que debíamos dirigirnos para la tan esperada “Luna de miel”.
Desde el comienzo fue una aventura, porque aunque nuestro gurú nos había mostrado fotos de los lugares y hoteles a donde llegaríamos, al final siempre tienes la incertidumbre de si a donde te diriges es como te lo imaginaste o te lo platicaron, pero al final incluso fue mejor. Todo comenzó cuando llegamos a Los Ángeles, y tuvimos que vagar unas 10 horas arrastrando las maletas, puesto que los freakies gringos no nos quisieron guardar nuestras maletitas por razones obvias, así que nada nos detuvo y con todo y nuestros bultos paseamos por la ciudad que finalmente no me pareció nada del otro mundo. Llegando al aeropuerto después de habernos empacado unas hamburguesotas majestuosas con su respectiva malteadota, llegamos a una sala de espera repleta. Conseguí sentarme en un huequito de espaldas a una inmensa vitrina cuando escuché la sensible voz de mi compañero de viaje (y ahora de vida) diciendo: “No manches en lo que nos vamos a subir”. Voltee y me sorprendí cuando vi una cosa que parecía un edificio con alas y, como buena mexicanota, que saco mi cámara y que le tomo fotos a esa cosa que esperaba que pudiera levantar el vuelo. Después de 16 horas y de un chocho para dormir, llegamos a Hong Kong. Es impresionante ver tantos rascacielos desde el aterrizaje, ahí los multifamiliares no tiene que ver nada con Villa Olímpica o Villa Coapa, ahí todo el mundo vive en edificios de no menos de 25 pisos. La ciudad es impactante por sí misma, todo está lleno de luz, colores, imágenes, publicidad. Los olores son muy penetrantes y la gente es definitivamente muy diferente a nosotros, más que físicamente, en el trato, porque son duros al hablar, en los restaurantes a veces les toca compartir alguna mesa y jamás se dirigen ni siquiera una mirada.

Fuimos a muchos templos y los mercados que casi siempre están rodeados por estas torres , pero lo cierto es que ellos viven en las alturas.

En general en todos los lugares que visitamos son súper religiosos, la gente diariamente lleva ofrendas a los templos que consisten en flores de loto e inciensos. Es tanta la gente que llega a orar, que el piso tiene que ser limpiado con espátula, para levantar las cenizas que van cayendo en el suelo. El olor de estas varitas no es como las que podemos oler aquí, es un olor suave, pero se te impregna sin generarte cosquillas o ganas de estornudar.

Aquí todo es extremo, hay mucho dinero circulando en las calles. Las chavitas cargan sus grandes bolsas de marca, ya sea imitaciones u originales (si, en todas partes del mundo existen las wanna be), en los subterráneos y estaciones del metro hay tiendas de marca como Prada, D&G, LV. Pero, por en el otro extremo hay gente que vive en botes de madera anclados en los ríos o lagos, que son los mismos que ves vendiendo en los mercados o atendiéndote en en Mc´Donalds.

La estación Central del metro es im-pre-sio-nan-te, y es donde se conectan varias estaciones para transbordar, oooobvio, nada que ver con la estación de Barranca del Muerto o Pantitlán, aquí hay un mostrador donde puedes documentar tus maletas para que no andes con ellas por la ciudad y puedas tomar cómodamente el tren al aeropuerto.

Fuimos a Macao que es el “Vegas” de Asia. Es enooorme, los hoteles y los casinos fácilmente duplican al casino mas maaaam… de gringolandia, pero le hace falta saborcito del “Real Vegas”. Hay que considerar que la mitad de los hoteles apenas se están acabando de construir o son muy nuevos, pero creo que el secreto es que la gente no es muy intensa, todo lo contrario, son parcos y secos. No sé si sea cuestión de tiempo para que tenga una mayor difusión, porque el Venetian y el Winn son, además de inmensos, impresionantes en cuanto a los malls y shows que ofrecen, pero por las dimensiones de los casinos parece que están vacios y hasta aburridos y, obvio, nosotros como buenos mexicanos buscábamos el ruido y la fiesta. Definitivamente es un lugar que hay que conocer sin esperar que se parezca a lo que existe en este lado del mundo y verlo como un nuevo paraje que conquistar.

Un highlight fue sin lugar a dudas el show “ Simphony of lights” en Kowloon. Puedes sentarte durante aproximadamente 20 min a disfrutar como edificios prenden y apagan al ritmo de la música, parecería sencillo, pero ver toda esa producción en verdad “te mueve”…
La gente desde que regresamos siempre nos pregunta por la comida. En Hong Kong fue donde tuvimos nuestro primer encontronazo porque fuera del hotel, no muchas personas hablan inglés, entonces nos guiábamos por las imágenes de los Menús mismas que a veces no eran muy buena referencia, pero ayudaban.

Ahí no comen nada excéntrico como gato o fetos, lo mas raro que vimos fueron insectos, pero igualitos a los que se pueden comer en Oaxaca. El Sr. W de repente sufría un poquito porque la carne de lo que sea, llámese puerco, pollo o res, la sirven con pellejo. Creo que esto fue lo más difícil de todo, pero íbamos decididos a probar todo lo que nuestro paladar aguantara. Entre las cosas raras que probamos estaban unos tacos de arroz que comimos el primer dia, estaban rellenos de algo que parecía machaca y como ellos no hablaban inglés y nosotros tampoco chino, pedimos uno. Estaban buenos, no tenían mucho sabor pero por lo menos se nos quitó el hambre. Días después entramos a una tienda de dulces y el Sr. W, descubrió lo que la famosa machaca era: ¡calamar dulce! Venden unas bolsitas como de papitas, calamar, pulpo, pescado…¡pero dulce!!! .

Fueron 5 dias de intensa diversión y de caminar mas de lo que he caminado en toda mi vida. ¡Ojalá que de tanto caminar se acumularan millas! Juro que ya tendría suficientes para hacer otro viajesillo. Faltan muchos días ….
De aquí a Bangkok….
P.D: Gracias a la editora de este post: Juan Espino por su ayuda....SOY TU FANS!!!

3 comentarios:

Lucas Carrabias dijo...

Después de mi amarga queja, comento.
Viajar siempre es increíble, es la oportunidad de enfrentarte a lo desconocido, de romper con la costumbre y la seguridad de tu terruño y hacerlo con la mejor compañía que puedes tener es invaluable.

Anónimo dijo...

Definitivamente una experiencia increíble por el lugar, la compañía y el motivo, ya quiero la 2ª. Parte. En especial una reunión con cubón en mano para ver esas fotos y saber tooooodas las anécdotas chuscas de las que seguro hay 1000.
Bienvenidos a México ruidoso y fiestero!!!

Anónimo dijo...

De verdad lo que platiquemos se queda corto, toda luna de miel es inolvidable, pero aunque yo fui el que propuse el destino y me dedique a los detalles, supero con mucho lo poquito que sabia y nos habian platicado de asia.
Definitivamente hay que ver las fotos y ahondar en los detalles y todo el folklore del superviaje que nos aventamos para empezar esta aventura del matrimonio. Fuera de la devaluacion que nos revento en la cara, valio la pena cada peso invertido y sobretodo las experiencias y recuerdos juntos.
Se lo recomendamos, W